Ajalvir antiguo y medieval

Carpetanos, romanos, visigodos, árabes y cristianos.

El prefijo “aja” pudiera ser de origen celta, debiendo derivar de olea, “la huelga”, con su significado de terreno de cultivo especialmente fértil.

El “Prado de la Huelga”, al sur del término de Ajalvir, y compartido con Daganzuelo, servía de pasto común a sus ganados en la Edad Media.

La Calle Real de Ajalvir es el camino que tradicionalmente cruzaba la zona en dirección a Segovia. Es la prolongación del Camino de la Huelga, paralelo al “arroyo que va a la Huelga”, como lo denominaban a finales del siglo XIX. Tambien entonces la calle real se denominaba “Calle Real de Colmenar”, por dirigirse hacia Colmenar Viejo por el “camino de la barca de Villanueva”, referido este al desaparecido Villanueva de Fuente el Fresno sobre el Jarama.

Según Oliver Asin, Ajalvir deriva de Fayy al-Birpozo ancho“, “camino ancho entre dos montañas” o ”paso ancho del pozo”, siendo las denominaciones mas aceptadas. Antonio Arjona lo deriva de jabal al-Bir, “montaña del pozo”.


Quizás Ajalvir pudo nacer como “villae” romano, sobre un anterior asentamiento carpetano, convirtiéndose en “casa de labor o aldea” en tiempos de los árabes, cuando a partir del siglo IX levantan atalayas en el eje Talamanca-Alcalá, y cuando se fundan en paralelo al río Jarama, el “río de nadie” o “río de la frontera”, lugares como Cobeña, Algete y Ajalvir.


Los Carpetanos fueron el pueblo de etnia celta que se extendió al sur de la Sierra de Guadarrama, hasta el Tajo. En 1752 se describía así su territorio:

“Desde la Sierra Morena a las de la Fuenfria, Guadarrama, y Moncayo, se dexan ver unos pingues, y anchurosos Campos, que en la division antigua llamaron Carpetas, o Carpetanos. Yace esta noble porcion de tierra en medio de la España, y en el corazon de lo que oy decimos Nueva Castilla. A la parte del Oriente, y azia sus costados se miran las dilatadas Campiñas de Alcalá, Salamanca, Tordelaguna, Buytrago, con la Tierra de Guadalajara, y Alcarria, a quien cruzan los Rios Tajuña, Henares, y el sobervio Xarama.”

En esta Campiña de Alcalá, en el siglo IV a J.C. ya existía un asentamiento carpetano en la cima del cerro de San Juan del Viso, denominado por la tradición Iplacea, ciudad mítica y literaria. Hacia el año 195 a J.C. las tropas del Consul romano Marco Poncio Catón encontraron el castro celtibérico y ocuparon la ciudadela de San Juan del Viso, reforzando las fortificaciones existentes. Así nace la Complutum romana, citada por Plinio en el siglo I a J.C., que adquiriría gran importancia por su situación estratégica como nudo de comunicaciones. No será hasta el siglo II, con la paz de Trajano, cuando la población desciende al pie del cerro:

“…los Romanos, quienes la mudaron de lo alto del Zulema, o Tarac a su falda, por donde corre el Henares…”

De la época de los visigodos quedan las necrópolis, que se sitúan en prados en pendiente, junto a un arroyo y cercanas a una vía de comunicación. Así, las de Azuqueca y Alovera, o la mas cercana de Daganzo.

En la Edad Media, en el periodo hispano-musulmán, se llevó a cabo la creación en los alrededores de granjas agrícolas para abastecer a la ciudad. En las conquistas de las grandes villas y ciudades, después de premiar los servicios de sus conquistadores, se repartía el resto del territorio, y a los nuevos vecinos que se presentaban para repoblarlo, se repartía en “suertes” o porciones de tierra. Tras la reconquista, Alfonso VII cede Alcalá al Arzobispo de Toledo Don Raimundo, quien otorgó fuero a la villa, con facilidades de ocupar tierras a los que a ella viniesen a establecerse.

La densidad de poblados y de granjas en la zona, podría explicarse por la norma musulmana que impedía que los campesinos se alejaran de sus explotaciones más de lo que pudieran recorrer de ida y vuelta en un día. Su organización, sus sistemas de riego, las norias, o los qanat´s árabes de Algete y Ajalvir, así parecen justificarlo.

Estas granjas, mas tarde aldeas y luego villas, aparecieron en su mayoría sobre los antiguos asentamientos carpetanos, romanos o visigodos.

Pocos datos específicos aparecen a lo largo de la Edad Media sobre Ajalvir. Entre ellos, en el año de 1358 encontramos a Pascasio Jimenez de Ajalvir como capellán del Cardenal Gil de Albornoz, cuando éste estaba delegado en Roma y solicita al papa Inocencio VI a favor de Pascasio, “… dimissa tarnen parroch. eccl. de Hajalvir, …”. Gil de Albornoz fue uno de los primeros desterrados a partir de 1350 por el Rey Pedro I, y se traslada a Aviñón junto con un grupo de prelados.

Un siglo mas tarde, el arzobispo de Toledo Don Gutierre, manda en 1445 a los concejos de Ajalvir y Daganzuelo que revoquen una ordenanza dada por ellos, que impedía a los vecinos y moradores de la villa de Alcalá llevar sus ganados a pastar a sus términos.

Es de notar la gran relación de Ajalvir con el Arzobispado de Toledo, ya desde las primeras noticias de Ajalvir. Esta relación se mantendrá hasta el traslado de la Universidad de Alcalá a Madrid y las desamortizaciones del siglo XIX. A mediados del siglo XVIII, las propiedades eclesiásticas suponían casi el 40% de las tierras.

Al final de la Edad Media, el Cardenal Cisneros dona al recién creado Colegio de San Ildefonso, “…las tierras llamadas suertes en término de Ajalvir de 520 fanegas y 14 estadales...”

Durante la repoblación inmediata a la reconquista del territorio de Alcalá, sus tierras habían sido repartidas para colonizarlas en forma de "suertes" a comienzos del sifglo XIII, y entre ellas Ajalvir, a partir de los Fueros de 1223 otorgados por el Arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximenez de Rada. Por estas fechas, Alcalá es convertida en Corte de los arzobispos toledanos también por don Rodrigo.

Alcalá pasó a ser el centro comercial de la comarca, con la celebración de mercados y ferias. El comercio era explotado por la comunidad judía, asentada a lo largo de la calle Mayor. Cuando son expulsado estos en el siglo XV, con la decadencia comercial que supuso, la ciudad se volvió hacia el campo.

Ajalvir, como un “lugar de la Casería de Alcalá”, y en ese lugar de paso hacia la Meseta superior, se mantuvo, hasta su independencia como villa en el siglo XVI, con poco mas de veinte vecinos dedicados a la agricultura.

Candeal de Ajalvir

La influencia en Ajalvir del Colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares será muy importante a comienzos del siglo XVI. En 1515, el cereal que entraba en los graneros del Colegio procedía en gran parte de Ajalvir, y siglo y medio después el trigo de Ajalvir sigue considerándose como de gran calidad, como en 1665 se cita en la Reformación de las Constituciones:

“Item, ordenamos, y mandamos, que el Colegio Mayor ha de tener Panadero Seglar, que este obligado a dar el pan cocido de toda satisfacion, a razon de sesenta libras cada fanega, y para ello ha de aver en el Colegio un peso con que se reciva, y que tenga hecha escritura, y se le de el mejor trigo, que el Colegio tuviere en Ajalvir, separandolo para este efecto, …”

Desde que se fijó la Corte en Madrid, los pueblos circunvecinos en radio de 5 leguas estaban obligados proporcionar el llamado “pan de registro”.

“En el año de 1679 se hizo por la Sala el repartimiento a los pueblos de diez leguas en contorno para el pan de registro con que debía abastecerse Madrid, y los pueblos sujetos a esta obligación eran en aquel tiempo ciento y seis; pero sustancialmente los pueblos que surtían de pan cocido se reducian a Ballecas, Vicalbaro, Baraxas, Meco, Axalvir, Las Rozas y Majadahonda, pues los noventa y nueve restantes sevían de poco, por la mala calidad de su pan, … Práctica del Consejo Real… – 1796.

Las mejores calidades del pan eran las del “pan candeal” y de “roscas”, cuyo consumo aumentó sensiblemente a lo largo del siglo XVIII. Todavía a mediados de este siglo se reservaba para la mesa de los mas pudientes.

Las roscas de pan candeal ya aparecen documentadas en 1418, en la Iglesia de Toledo.

Segú Sebastián de Covarrubias en su “Tesoro de la lengua castellana”, de 1611, “Candeal. Una especie de trigo, que hace el pan muy blanco y regalado. El mesmo pan se hace de la flor de la harina, y le dan el mesmo nombre y le llaman pan candeal.”

“Que por trigo candeal se entiende en España una especie de trigo muy blanco, y hermoso, de manera, que el pan de este trigo se aventaja a todos quantos panes se pueden hacer en España de otro trigo; y ai, en todas las cercanias de Madrid, v. gr. Anchuelo, Torrejon, Axalvir, Villalvilla, Coslada y otros muchos Lugares, en donde este trigo se coge, se vende con mas estimacion, para hacer pan regalado por los señores, y señoras mas delicadas de Madrid.”
Addiciones a la theologia moral y promptuario‎ – José Diaz de Benjumea, Francisco Lárraga – 1758.

En el siglo XVIII, “El pan de las tahonas de la Villa del Oso y el Madroño tenía acreditada su fama, pero aún más el de Meco, Vallecas y otros pueblos pequeños del contorno madrileño, de donde los trajineros lo traían a diario.”

Se decía en 1818 que “en Madrid se hacen con el pan candeal … pan de picos o de boda …” El pan de picos lo cita Benito Perez Galdós en Fortunata y Jacinta, escrita en 1886, y en Nazarín, en 1895, como un pan típico de Madrid. Otros autores de la época, llaman “pan de picos o de Meco”.

Se llamaba pan de boda, al pan de picos o roscas untados con huevo o anís, que pregonaban por la calle vendedores ambulantes que llevaban en burro su mercancía.

En el ABC del 20 de agosto de 1906, en su artículo sobre los barrios de Madrid, y en este caso del barrio de la Guindalera, se recordaban las “roscas de picos” de Ajalvir: “… la huerta de don Guindo, no muy retirada del portazgo del Espíritu Santo, y al mismo borde de la senda que traían a la villa los vendedores del pan de bodas de Alcalá y de las roscas de picos de Ajalvir.”

Hacia el año 1929, ente las variedades de trigo ensayadas en la Granja de Valladolid, aparece el “Candeal Ajalvir”, que no ocupó mal lugar: fue el de mayor producción por hectárea entre los trigos españoles, y sólo superado por el “Red Fite” (manitoba) americano y por el Trigo de la Argentina.

En este mismo año, “la Cámara Agrícola de Palencia facilitó a los agricultores los trigos manitoba, que si fueron apreciados por los panaderos por admitir mucho agua, fueron rechazados por los harineros por dar poca harina y mucho salvado.” El Norte de Castilla – Variedades de cereales – 1929.

Historia

Indice provisional de la historia de Ajalvir:
(en preparación)

Ajalvir antiguo y medieval.
Carpetanos, romanos, visigodos, árabes y cristianos.

Ajalvir, villa inmemorial.
Ajalvir se considera villa "desde tiempo inmemorial", apareciendo así desde principios del siglo XVI, desconociéndose si hubo concesión real de villazgo.

Ajalvir en el Siglo de Oro.
El fin de la Edad Media y el Feudalismo, y el fin de la Reconquista. La “edad dorada” de España, el Renacimiento y el Barroco.

Siglos XVIII y XIX.
Desde la tradición, la revolución, la guerra de la Independencia, el carlismo y la 1ª república.